Los Otros

Como apasionado confeso de todas las especies y razas de aves, no puedo evitar dar cabida en mi aviario a alguna que otra pareja diferente a los Glosters.

Varias son las razones por las que decidí criar la Raza Española.

Una podría decir que su pequeña talla los hace para mi una raza de gran belleza; y como no, ser una raza creada en España, es un tipo de orgullo patriotico.

Algo más hace que le tenga especial aprecio a esta raza. En la temporada de cría 2009, después de que una pareja reproductora abandonara con escasos 5 días a su única cría; decidí probar suerte e intentar criar a mano a ese pequeño raza. Fue un verano muy largo, teniendo que darle de comer cada 2 horas, mañana, tarde y noche. Pero el resultado, vale la pena el sacrificio. 

Acompañando a unos amigos a visitar a un criador de Agapornis, allí encontré estas joyas. Me quedé fascinado del tamaño y del contraste de colores entre el pico y el plumaje.

Así fueron los primeros exóticos que  decidí entrar en casa. Las dos mutaciones que tengo son el Isabela y el Opal. Por lo visto tras las últimas reuniones de expertos de la COM, los isabelas pasan a llamarse Phaeos, ya que al tener los ojos rojos deben incluirse en el grupo de los Inos.

Han sido muchos años en los que los silvestres cantaban en el patio de mis abuelos, mientras yo correteaba por allí.

Sin duda eso además de dejarme una huella imborrable, siempre será un nexo de unión con mi infancia; con mis inicios en la ornitología. 

Digamos que éste aprecio especial a los silvestres, unido a la magia de la genética que tan bellos híbridos crea, han sido motivos más que suficientes para que en mi aviario, silvestres e híbridos, siempre tengan cabida.